
Roberto Lamas – Diputado Migrante de la LXV Legislatura del Estado de Zacatecas.
A las y los zacatecanos migrantes, a las familias binacionales que día a día fortalecen el nombre de Zacatecas desde dentro y fuera del país, a la opinión pública:
Como Diputado Migrante de la LXV Legislatura del Estado de Zacatecas, plenamente consciente de las responsabilidades que conlleva mi encomienda, considero indispensable expresar una preocupación que atañe al interés colectivo: la pérdida del sentido de servicio en algunos funcionarios públicos, particularmente en quien encabeza la Secretaría del Zacatecano Migrante (SEZAMI).
Desde el inicio de mi gestión, he buscado establecer canales de diálogo, coordinación y trabajo conjunto en favor de nuestra comunidad migrante. Sin embargo, lo que he encontrado ha sido una obstrucción constante y deliberadapor parte del actual titular de dicha Secretaría. Una conducta que, lejos de sumar esfuerzos, ha limitado el cumplimiento de metas, proyectos y políticas públicas que deberían beneficiar a las y los zacatecanos migrantes y a sus familias.
Este tipo de actitudes no solo afectan a una persona o a un cargo, sino que atentan contra la representación misma de quienes desde el extranjero confían en que su voz sea escuchada y su esfuerzo reconocido. La exclusión, el maltrato y la soberbia no pueden ni deben ser las señas de identidad de una institución creada para servir, acompañar y proteger a nuestra comunidad migrante.
Sé lo que represento y conozco con claridad los límites y alcances de mis funciones. Siempre he sido respetuoso de las autoridades y de los principios que rigen la administración pública. Pero el respeto no puede confundirse con el silencio ante la injusticia. La función pública no es espacio para la vanidad ni para la cerrazón política; es un compromiso moral y legal con el pueblo.
Mientras nuestros hermanos y hermanas en Estados Unidos enfrentan una etapa de mayor vulnerabilidad, con redadas, deportaciones y políticas hostiles que ponen en riesgo su seguridad y su dignidad, resulta inconcebible que desde Zacatecas no se actúe con unidad, empatía y compromiso. Miles de historias desgarradoras se repiten cada día: padres separados de sus hijos, jóvenes detenidos por su apariencia, madres que viven con miedo. Frente a esa realidad, no podemos darnos el lujo de dividirnos por intereses políticos o personales.
He procurado siempre ser un legislador de propuestas, resultados y diálogo. He sostenido reuniones con autoridades mexicanas y estadounidenses, con el único objetivo de abrir oportunidades, proteger derechos y mejorar las condiciones de vida de nuestra gente. No obstante, he sido testigo de decisiones arbitrarias por parte de la SEZAMI que buscan excluir, restar o minimizar el papel de esta representación legislativa.
Ante ello, quiero dejar tres cosas perfectamente claras:
1. La exclusión y el maltrato no se dirigen a mi persona, sino al cargo que represento, y por ende, a los miles de zacatecanos migrantes cuya voz tengo la responsabilidad de llevar a las instituciones.
2. Servir es una obligación moral y legal. Quien asume un cargo público debe entender que el poder se ejerce con humildad, con respeto y con la convicción de que servir es una vocación, no un privilegio.
3. El poder encabezar una responsabilidad dentro del servicio público no se usa para excluir, sino para garantizar respeto, acceso a mejores oportunidades y servir de forma justa.
El servicio público exige madurez, integridad y congruencia. No se trata de colores, posiciones o nombres; se trata de principios.
Reitero mi disposición plena a seguir construyendo puentes, a trabajar de la mano con quienes verdaderamente quieran servir al pueblo migrante, y a impulsar leyes, apoyos y programas que garanticen el bienestar y el ejercicio pleno de los derechos de las y los zacatecanos binacionales.
El momento actual exige unidad, sensibilidad y visión de Estado. Invito a todos los funcionarios a recordar que la administración pública se fundamenta en la ética, el respeto y la vocación de servicio. No hay transformación posible sin humanidad, ni gobierno legítimo sin escuchar a su gente.
Seguiré defendiendo con firmeza la dignidad del migrante zacatecano.Representarlos no es un favor ni un discurso: es un compromiso de vida, una causa que se honra con trabajo, con resultados y con el corazón.
Con respeto y firmeza,
Roberto Lamas
Diputado Migrante
LXV Legislatura del Estado de Zacatecas
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